domingo, 1 de mayo de 2016

Tomar un baño cuando los días son difíciles

No sé si os ha pasado. que tenéis un día difícil y simplemente comenzar la jornada, comenzar el día, comenzar a hacer algo productivo para vivir se les hace difícil.

Hoy me di cuenta de que, aunque cueste, vale la pena estar aseado.

Me levanté muy tarde, después de lo planeado, y estaba preocupada, porque cuando pasan este tipo de cosas en general no controlo lo que sucede después y siento que estoy desperdiciando mi día o las horas que me quedan disponibles para trabajar (y hacer algo productivo; no sé si he comentado esto, pero me gusta pensar que soy una persona productiva en lo que hago durante el día, y a veces no pasa y eso me frustra mucho) y decidí darme un baño, para quitarme la suciedad, que llevaba tres días sin bañarme y ya se me notaba en el cabello y el olor corporal.

Cuando las cosas no van de acuerdo al plan y me pongo a procrastinar, al punto de que cocinar y limpiar mi habitación, cosas necesarias para una sanidad mental y bienestar, me parecen pérdidas de tiempo. Cuando las cosas van así, "mal", me dan ganas de tirar la toalla, abrir el cobertor, rodearme en él y acostarme a dormir y dormir eternamente y no tener conciencia de que el tiempo pasa.

Pero le comenté a una amiga si podía ir a trabajar a su hogar el día de mañana, y me escribió que acudiera hoy, que mañana salía, porque aún es temprano.

Mi mente ya había comenzado a diseñar excusas para negarme, darme vuelta en la cama y dormir, y entonces le dije "está bien, voy". Me puse zapatos, salí y cogí un bus a su casa.

Y me puse a trabajar para la u.

Al final no fue tan malo hacer esa pequeña acción de darme un baño, aunque fuera solo para quitarme la mugre, y sirvió para estar preparada y salir en el instante que surgió un nuevo plan.

Y me pareció bien comenzar los días dándome un baño.

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